Carta de junio 2014
Los últimos meses de mi vida han sido unos de los más difíciles de mi vida. Tuve que encontrarme con unos viejos (y sabios) amigos y contarles mi historia para realizar que aquello que veía como una pesadilla que no acababa era simplemente una prueba del cielo para ver si realmente tenía todo lo que necesitaba para subir el próximo escalón en mi evolución espiritual. Es increíble cómo nuestros pensamientos crean nuestra vida. Increíble cómo cuando tenemos nuestra copa llena (de amor y de paz) todo fluye con el menor esfuerzo, mas cuando dejamos la copa vaciarse, dejando pasar nuestro bienestar a un segundo plano for “falta de tiempo” podemos estremecer nuestra vida al grado de llevarnos incluso a la rebeldía espiritual e inclusive al borde de la locura.
Como muchos saben el año pasado me lancé, guiada por un sueño y la insistencia de mi persistente hijito, a abrir una escuela. Como siempre me he creído la mujer maravilla estaba convencida que podía emprender ese proyecto a la vez que mantenía esta revista y el balanceado y feliz estilo de vida que tenía la dicha de disfrutar. Pero estaba bien lejos de la realidad. Metida de cabeza echando pa’lante un proyecto del cual no tenía experiencia en lo absoluto y que requería mi envolvimiento “full”, en poco tiempo, todo lo demás a mi alrededor empezó a sufrir. Sin tiempo ni para respirar, empecé por cortar el tiempo mío…adiós meditación, adiós yoga (fuera de las clases a los nenes), adiós a todas aquellas cosas que tanto disfrutaba y me mantenían en balance.
Envuelta en el corre y corre, en manejar dos negocios que requieren mi atención personal, continuar con mis deberes de madre y esposa, resolviéndole a todo el mundo menos a mi misma, empecé a resentir a todos a mi alrededor, como si ellos fueran los culpables del caos que yo misma había creado. La rabia y el resentimiento me agobiaban. Por mi mente solo corrían pensamientos negativos. Agotada física, mental, emocional y hasta espiritualmente, llegué hasta cuestionar a Dios. ¿Por qué no me quitaba el guante de encima si lo único que había hecho los pasados trece años de mi vida era envolverme en proyectos para hacer el bien por la humanidad? Mi razón estaba tan empañada con la película que yo misma me había creado que tan siquiera le quería hacer caso a la voz en mi interior que me decía una y otra vez: “cuidado con tus pensamientos y lo que dices, ellos crean tu realidad”.
Realizando que necesitaba un cambio en mi vida, y que si quería seguir con la revista necesitaba volver a ser la Waleska que era, porque no podía predicar la moral en calzoncillos, me propuse retomar mi práctica de meditación y yoga. Sabía que esa sería mi salvación una vez más. Entonces me tuve que enfrentar con los monos descontrolados de mi mente al tratar de meditar. ¡Qué fuerte volver a empezar! Llegó mi cumpleaños y mi mayor deseo era retomar mi vida. Entonces el Universo se comenzó a manifestar. Tuve que viajar a escuchar a otra persona decirme lo que la voz de mi interior me repetía una y otra vez cada vez que caía en la racha de pensamientos y palabras negativas. Entonces, todo comenzó a cambiar, reconocí de una vez por todas que necesitaba cambiar mis pensamientos para cambiar mi realidad. Aquella oradora hizo clic con nosotros y nos ofreció una sesión de coaching gratis. El día de nuestra sesión abrí una vieja agenda que recién había encontrado después de doce años y me encontré con tres frases que regían mi vida….todas relacionadas a lo mismo… cómo nuestros pensamientos crean nuestra vida… y cómo cuando realmente queremos algo solo tenemos que tirarle la intención al Universo que él se encargará de lo demás. Es cuestión de cambiar la sintonía. Sí, todo en Orden Divino. Aquí estoy de vuelta. ¡Gracias por seguirnos siempre!
Los dejo con un mensaje que causalmente me encontré en estos mismos días en el libro de Amy Purdy, cuando abrimos nuestro corazón, vemos mensajes en cada esquina:
“Cada uno de nosotros es mucho más capaz de lo que imaginamos. Lo que al principio puede parecer como un desvío puede ser tu destino. Que si puedes practicar cambiar tu punto de vista, un reto abrumador puede comenzar a verse como una hermosa bendición”.